El equipo de Gigante Verde es una gran familia que se siente orgullosa de su trabajo.
Mientras que muchos fabricantes reducen la intensidad de su actividad en investigación y desarrollo, Gigante Verde sigue invirtiendo en el futuro.
Esto implica un compromiso permanente con la investigación científica que le permite disponer de los mejores sistemas para mejorar la calidad de sus productos.
En el año 2008, la planta de Gigante Verde, Seretram situada en Labatut, Francia, obtuvo el reconocimiento del Instituto Francés de cereales por sus extraordinarias prácticas agrícolas, recibiendo el certificado ARVALIS por reducir el uso de insecticidas y por promover la educación y concienciación sobre el uso del fertilizante de nitrógeno, el agua y los pesticidas en la agricultura. Además, hace 5 años, el equipo de Seretram comenzó a desarrollar prácticas agrícolas sostenibles con sus 350 granjeros, mejorando e incentivando un cultivo del maíz que no daña el medio ambiente.
Son estos métodos de calidad garantizada, la investigación científica constante y la plena dedicación de sus trabajadores lo que han convertido a Gigante Verde en una fuente de calidad fiable y constante a lo largo de las décadas.
En Gigante Verde se cuida cada fase del proceso del cultivo, cosecha y enlatado del maíz siendo la cosecha uno de los elementos clave del ciclo. La experiencia de Gigante Verde, se remonta a más de un siglo, y la continua investigación que se ha llevado a cabo a lo largo de tantos años para esta marca le ha permitido obtener los conocimientos científicos suficientes como para poder predecir el momento óptimo de recolección de las verduras. Ese momento es tan breve que sólo dura unas pocas horas, después las hortalizas empiezan a estar demasiado maduras y comienzan a perder sus cualidades. Por eso es necesario un cuidadoso control para mantener el estándar Gigante Verde.
Para determinar ese «momento óptimo«, un investigador de Gigante Verde elaboró una teoría basada en el calor desprendido por la planta para definir cuando el vegetal está en el mejor momento para su recolecta ofreciendo su máximo sabor y ternura y sin perder la textura crujiente por fuera.
Este “momento óptimo” puede ser en mitad de la noche, lo que lleva a su equipo a estar preparado veinticuatro horas al día para realizar las labores de cosecha, transporte y envasado.
Una vez recolectadas las hortalizas en su “momento óptimo”, comienza el proceso de envasado, de prioritaria importancia para Gigante Verde, porque permite poder conservar la máxima frescura de sus productos, su excelente sabor y todas sus propiedades nutritivas.
Para ello las hortalizas pasan rápidamente del campo al envase, por lo general en un plazo máximo 24 horas, y preservan su sabor y su frescura, pasando diferentes análisis y evaluaciones que garantizan la calidad Gigante Verde.
La tecnología de envasado al vacío de Gigante Verde conserva la frescura para conservar una alta calidad y una textura crujiente asegurando la máxima eliminación de aire en el momento del enlatado. La presencia de aire acorta la vida útil de las verduras al permitir la descomposición química y el resultado es la pérdida de color y sabor. Gigante Verde es pionero también en la técnica de envasado al vacío, ya que utilizó por primera vez este método en 1929 para envasar maíz.
En todo el proceso de envasado, Gigante Verde emplea el “Control Estadístico de Procesos” para garantizar la calidad antes de que las hortalizas lleguen al envase. La mayoría de los fabricantes, a diferencia de Gigante Verde, miden la calidad después de enlatar el producto, dando como resultado un producto menos óptimo y una posible heterogeneidad.
En Gigante Verde se usa un sistema de “control de calidad en línea” que garantiza la calidad a lo largo del proceso.
¡El resultado son hortalizas y verduras de una alta calidad homogénea en todos y cada uno de los envases de Gigante Verde!
